Luis Ángel Pastor Rodríguez nació en Berzocana, Cáceres el 9 de junio de 1952. A principios de los sesenta llegó a Madrid, a la colonia Sandi (barrio de Vallecas)
A los diecisiete años escuchó un disco de Paco Ibáñez y descubrió la poesía.
Comenzó cantando en la iglesia de su barrio, en centros juveniles, en
casas particulares y en reuniones de amigos. Estos locales no tenían la
infraestructura mínima, y sin embargo lograba llenarlos a causa de la tamática de protesta
que sus canciones transmitían al colectivo español desasistido de
entonces y que elevaba desde cualquier lugar donde pudieran reunirse,
con cualquier pretexto, unos centenares de personas.
En el verano de 1970 sale a Europa, recorriendo con su guitarra los centros de emigrantes en Alemania, Francia y Bélgica.
Famosa es una frase que dijo en un momento determinado y que hizo pensar a muchos: "la música es el modo de hacer volar las palabras hacia los corazones, tanto los más lejanos como los más cercanos".
La censura franquista hizo que sólo vieran la luz cuatro canciones de su primer disco.
Es en 1972 cuando un sencillo que contiene "La huelga del ocio" y "Con dos años" le hace comenzar a ser apreciado en los círculos de protesta social y política.
En 1973 aparece un nuevo single que incluye una versión musical de "El niño yuntero" de Miguel Hernández junto al tema "Hace falta saber" .
Su primer LP nace en 1975 con el título de Fidelidad, reafirmando así su postura combativa y comprometida pese a haber firmado con una compañía grande. Vallecas aparece en 1976, cuando aún corren tiempos difíciles. Carlos Arias Navarro es el Presidente del Gobierno de un país ingobernable que no se decide a abrirse a la democracia.
En 1977 aparece su tercer disco, Nacimos para ser libres.
Después de estos tres primeros discos se retira para volver su interés hacia el teatro. Por aquel entonces, el mundo de los cantautores había entrado en crisis: votada y aceptada la Constitución y con un Parlamento
en el que se podían expresar las diferentes opiniones, el papel de los
cantautores como voz de los sin voz pierde una de sus razones de ser.
Tras cuatro años de silencio, vuelve a los estudios de grabación para dar forma a su cuarto disco, titulado Amanecer.
El Ente Público de Radio y Televisión Española le contrata en 1983
para desempeñar el papel de ciego. Las coplillas que allí cantaba,
siempre alusivas a la realidad cotidiana, sirvieron para que una nueva
compañía de discos, la RCA, le ofreciera grabar su quinto álbum Coplas del ciego. En 1985 edita Nada es real y en 1986 da lugar a la aparición de Por la luna de tu cuerpo. En 1988 edita Aguas Abril. En 1991 graba en directo un LP doble en el Teatro Romano de Mérida que se editará el año siguiente, Pasión. En 1994 graba su décimo álbum: La torre de Babel. En 1995 crea su propio sello musical con el nombre de Flor de Jara, editando un nuevo CD triple, Flor de jara, que reúne el doble de Mérida y el directo acústico La torre de Babel.
En 1996 edita, adjunto con la revista El europeo, un discolibro con el título de Diario de a bordo. Ya en 1998 y de nuevo en doble formato, la misma publicación edita Por el mar de mi mano, llevando el número 11 de la colección de El europeo. Posteriormente, El europeo sacaría como número 25 de su colección en mayo de 2002 el discolibro Soy. Piedra de sol es el primer volumen de una trilogía, iniciada en 2000, de nuevas versiones dedicadas a recuperar las canciones históricas de Luis Pastor.
En 2004, Chico César le graba y produce Pásalo en 2004 en Brasil. En 2006 publica una recopilación de dúos junto a compañeros suyos como Pedro Guerra, Javier Álvarez, Miguel Ríos, Leo Minas, Joao Afonso, Luis Barbería, Lourdes Guerra, Dulce Pontes, Bidinte, Martirio, Leo Minax y Chico César. El álbum lleva por título Dúos e incluye una canción inédita cantada a dúo con Bebe que tiene el nombre de Aguas abril.
En 2006 se edita el discolibro En esta esquina del tiempo / Nesta esquina do tempo, donde canta a José Saramago y que se presenta en doble versión: español y portugués.
Tahúres Zurdos es grupo de rock ya separado de 1987 a 2004. Estaba formado por Aurora Beltrán (voz, composición y guitarra), Manuel Beltrán (Lolo Beltrán, hermano de Aurora y también guitarrista), Luis Salcedo (hasta 1990), Juan Manuel Ugarte (a partir de 1990, bajista) y Javier Lizarazu (Punxes, batería).
Cuando Aurora era niña contrajo una enfermedad que la obligó a estar dos años sentada y su padre le regaló una guitarra con la que, a los 13 años de edad compuso "Muerte ven". Además tuvo clases de violín en el conservatorio, que se pagaba tocando en orquestinas de la localidad y haciendo de canguro.
Su hermano Lolo empieza a tocar la guitarra a los 12 años y forma
parte de una rondalla, que deja en el momento en que el cura le enseña las notas necesarias para desenvolverse.
"Puntxes" había formado parte de bandas poco conocidas
como Tubos de Plata o Indiaman, ambos de Pamplona. Cuando Aurora y Lolo le llamaron había estado tocando en Las Vegas durante 9 meses.
Para el segundo disco Tahuria, Luis les abandona por
decisión propia (según el propio Luis no podía seguir el
nivel del grupo) y le sustituye Juanma Ugarte, cuya formación tiene
lugar también en orquestinas.
En sus canciones se observa una influencia de The Who, Led Zeppelin, David Bowie o Lou Reed.
Lolo y Aurora provienen del pueblo minero de Potasas.
De ese pueblo, y de la existencia en él de un casino donde los
trabajadores de la mina se gastaban su sueldo, viene el nombre de
"tahúres" que bautiza al grupo. La cuestión de "zurdos" es relativa a
que tanto Aurora como Lolo son zurdos. Los orígenes del grupo se
remontan a Pamplona y a una serie de actuaciones de sus miembros en el País Vasco, Navarra y otros lugares del norte de España.
Con 40.000 pesetas grabaron una maqueta que más tarde sería un disco homónimo.
Tras 17 años, el grupo se disolvió en 2004 después de 10 álbumes: el primero Tahúres zurdos (1988), Tahuría (1990), Nieve negra (1991), Árido (1992), La caza (1994), Azul (1996), Tak (1998), un Acústico de la Cadena Ser, El tiempo de la luz (2000) y 17 Años (2004).
Reincidentes es un grupo de música rock procedentes de Sevilla con letras muy críticas con la sociedad actual.
Sus canciones tratan de temas muy diversos, desde el derecho al aborto hasta el conflicto árabe-israelí. También han musicalizado poemas de Miguel Hernández y versionado temas de cantautores como León Gieco, Silvio Rodríguez o Víctor Jara.
El germen de Reincidentes se encuentra en la banda sevillana "Incidente Local", que tuvo un fugaz paso por la escena de su ciudad entre 1985 y 1986. Posteriormente, los integrantes se involucraron activamente en las protestas estudiantiles de 1987, dando un concierto en la Universidad de Sevilla, por entonces ocupada por los estudiantes.
Después de esto, Reincidentes dio un gran paso hacia su consolidación
al grabar en los estudios de Juanjo Pizarro. La maqueta que salió del
estudio les sirvió para participar en un concurso de rock promovido por
la Diputación de Sevilla en 1989, donde quedaron finalistas.
Desde entonces, Reincidentes ha crecido y desarrollado su
personalidad, convirtiéndose en una de las bandas de rock de corte más
social de Andalucía y de España.
Entre sus temas más conocidos están Andalucía entera (dedicado al pueblo de Marinaleda), La historia se repite, Camela-3 (crítica a la manipulación informativa, atacando directamente a la cadena de televisión Antena 3), Vicio, Hablando con mi cerebro, Un pueblo (sobre el conflicto vasco, con la colaboración de Fermín Muguruza) o Ay Dolores (dedicada a las mujeres maltratadas, y donde se incluyen coros flamencos)
En su obra queda claramente reflejada su ideología de izquierdas, como demuestran temas como Sáhara adelante (de apoyo al Sáhara Occidental), La republicana (en favor de la República Española) o Resistencia (de apoyo a la Revolución Cubana). En algunas de sus canciones, como Andaluces Levantaos (versión del himno de Andalucía) o Jornaleros andaluces, han tratado temas andalucistas. En su último disco de estudio, América: canciones de ida y vuelta,
interpretan versiones de bandas y solistas latinoamericanos, varios de
ellos identificados con la música protesta y pensamientos izquierdistas.
El grupo ha participado en numerosas ediciones de la histórica Fiesta del PCE.
Reincidentes es una banda que no sólo no está en contra de la piratería
en la industria musical sino que la definen como "muy beneficiosa" para
músicos y autores, ya que consideran que con ella, las bandas alejadas
de los circuitos comerciales, pueden llegar a ser conocidos por un
público muchísimo más numeroso y facilitar la realización de conciertos,
que a su juicio es de donde verdaderamente le llega dinero al músico.
Tienen 16 discos en el mercado, además de un directo con Porretas, Boikot y Sonora editado en 2008 titulado como su segundo álbum Ni un paso atrás: Reincidentes (1989), Ni un paso atrás (1991), ¿Dónde está Judas?(1992), Sol y Rabia (1993), Nunca es tarde...si la dicha es buena (1994), Materia Reservada (1997), ¡Te lo dije! (1997), Algazara (1998), ¿Y ahora qué? (2000), La otra orilla (2001), Cosas de este mundo (2002), Acústico (2004), El Comercio del Dolor (2005), Dementes (2006), América: Canciones de ida y vuelta (2008) y Tiempos de ira (2011).
Me
ha parecido interesante toda la biografía de El Cabrero, aunque me
exceda de los límites más o menos establecidos en este blog. Así que
allá va. José Dominguez Muñoz nace
el 19 de octubre 1944 en Aznalcóllar,
(Sevilla). Su madre, es oriunda
de El Casar de Escalona, provincia
de Toledo, su padre, de Alájar (Huelva), es
hijo y nieto de humildes cabreros a sueldo.
Con apenas seis años, José que
es el mayor de tres hermanos, tiene que abandonar
la escuela de párvulos para ayudar a
su padre en el cuidado del ganado. Infancia
dura dedicada al cuidado del ganado pero donde
la música siempre está presente.
De su madre, que canta bastante bien y es aficionada
al cante de Manolo Caracol,
aprende sus primeros sones flamencos. Con sólo
10 diez años comparte tertulia flamenca
con los aficionados del pueblo y, siempre que
se anuncia un espectáculo flamenco en
los pueblos limítrofes, el pequeño
José, acompañado de su madre o
solo, va a escuchar a los artistas que componían
entonces aquellas famosas troupes: Pastora
Pavón, Fosforito, Pepe Pinto, Valderrama... Su
afición por el Flamenco no impide que
José, adolescente, sienta una encendida
pasión por Carlos Gardel y el Tango Rioplatense. Con 25 pesetas, que
su padre le da cada semana, baja a Sevilla,
en el viajero que lo lleva al Barranco, estación
de autobuses. Allí, “en esas
maquinitas de música que funcionaban
con monedas”, escucha una y otra
vez a Gardel: Cuesta abajo, Mano a mano, Volver... así,
hasta que sólo le queda dinero para el
viaje de vuelta a su pueblo. En esa época,
descubre al que sería otra de sus grandes
aficiones: Alberto Cortez.
Esa
afición por la música no recibe
el apoyo de sus padres que consideran que su
porvenir está en el pastoreo. Aún
así, José, cuando el gusanillo
del arte “es más fuerte que
tó”, abandona el ganao y aparece
por las ferias y reuniones de los alrededores.
Canta fandangos, Las Palmeras y silba con inusitado
virtuosismo las músicas de Ennio Morricone
y ya, en estas primeras apariciones públicas,
casi siempre a modo de espontáneo, despierta
expectación.
Vive
plenamente entregado a su oficio de cabrero
pero se desplaza, cada vez con más frecuencia,
a los Festivales Flamencos y a la Feria de Sevilla,
donde, en aquella época se podían
escuchar grandes cantaores en las casetas. Siente
auténtica veneración por Juan
Talega y para escucharlo hace decenas
de kilómetros a pie o en autostop a Sevilla
o a Mairena del Alcor, para asistir al Festival Antonio Mairena. Se sabe todos
los fandangos de su admirado Paco Toronjo y una noche, en al Feria de Sevilla, tiene la
ocasión de hacer su primer mano a mano
con el maestro del Alosno, que sería,
andando el tiempo, un gran amigo.
El
7 de julio de 1966 contrae matrimonio con Manuela
Ojeda, una joven de su pueblo con quien ya tiene
una hija nacida a finales de 1964. La pareja
se rompe a los pocos meses del enlace y José
se vuelve a instalar en casa de sus padres donde,
a cambio de la comida y el aposento, se hace
cargo de la piara de cabras propiedad de la
familia. Cumple
el Servicio Militar en la Sierra de San Cristóbal,
entre El Puerto y Jerez, donde pasa más
tiempo encerrado en el calabozo, por indisciplina,
que fuera de él. Entre los soldados hay
muchos aficionados al cante y José, desde
la garita de guardia, por el telefonillo que
lo conecta con el cuartel, convierte las horas
de guardia. en noches de insólitos recitales
flamencos: soleares, seguiriyas y tonás
al estilo de Juan Talega, Fandangos
de Paco Toronjo, Cantes de
las minas, cantes abandolaos, la caña,
aprendidos de ese gran maestro pontanés
llamado Fosforito... En el
cuartel, los soldados se van turnando en la
posesión o cercanía del telefonillo.
Otras noches, él y su compadre "El Yuma", se escapan a
la aldea del Coyote, especie de barriada subterranea.
En una de las cuevas está el ventorrillo
de Juan “el bizco”,
buen aficionado al cante. Allí se reunían
soldados y paisanos en improvisadas
fiestas que duraban hasta media hora antes del
toque de diana en la batería y donde
José daba rienda suelta a su afición
por las diferentes músicas.
Tras
el servicio militar José vuelve
a su oficio de cabrero pero se desplaza,
ya con cierta asiduidad a a Sevilla
a los lugares donde se escucha Cante.
Frecuenta La Venta Vega, El
Morapio y La Trocha... Si hasta
entonces se había acompañado
siempre con los nudillos, sobre la mesa,
se va acoplando a la guitarra poco a
poco. Conoce a Pepe Carrasco,
letrista de casi todas las figuras de
la época y asesor artístico
de la Belter que le propone grabar un
disco. José, que no tiene intención
de dejar su oficio de cabrero “por
ná”, rechaza la oferta.
A
finales de verano, de 1971, José
da un paso absolutamente trascendental
en su trayectoria artística:
por vez primera, intenta probar suerte
en el mundo del flamenco. Vende las
cinco cabras de su propiedad y compra
un billete de tren Sevilla, Madrid.
Había oído que, para triunfar
en el cante, había que estar
en Madrid pero la gran capital no es
para él: no soporta el olor que
despiden los coches, el ruido, el trasiego
de gente, el hormigón... Tras
apenas una semana decide volver a Sevilla.
El dinero sólo le alcanza para
comprar un billete hasta Córdoba.
De allí a Sevilla, viaja custodiado por la guardia civil. Al llegar,
sin un duro en el bolsillo, duerme bajo
los soportales del estadio de fútbol
delSevilla
y durante el día
deambula por el barrio
hasta que, por
casualidad se topa con La
Cuadra,
de Paco Lira donde
Salvador
Távora y Alfonso
Jiménez están
montando el
espectáculo “Quejío”.
Paco Lira lo
invita a quedarse en La
Cuadra y, a los
pocos días, Alfonso
Jiménez Romero le
ofrece participar
en el espectáculo
Quejío.
Su cometido: el
cante por seguiriya,
por tonás y cantes
de trilla.
Acepta y se
embarca con ellos en una
gira por distintas
ciudades españolas,
de Francia, Italia
y Suiza.
Allí, en la ciudad
de Ginebra, conoce a su futura compañera, Elena. hija de gallegos
afincados en la
capital helvética. Pese a su
afición, José no acaba de integrarse en
el grupo y llega a la conclusión de que no puede
seguir dedicándose al cante si no encuentra la
manera de alternar esta actividad con su oficio de cabrero.
Así, a finales del verano 1972, abandona definitivamente
el grupo de La Cuadra de Sevilla. Vuelve a
la vivienda familiar y al cuidado del ganado de sus padres
pero no encuentra su sitio y cuando, en octubre 1972,
Alfonso Jiménez Romero le ofrece participar en
su proyecto, "Oración de la Tierra",
acepta y se convierte, con Fernanda Romero,
en el protagonista de la obra. Fernanda representa La
Tierra, José, El Hombre: "Desde niño, me enseñaron que el pan que me comía tendría que arrancárselo a las mismas entrañas de la tierra". Personaje
y guión parecen inventados para él, sin
embargo, como sucediera con Quejío, José
siente que ninguna actividad, por gratificante que sea,
le compensa si ésta lo obliga a desentenderse totalmente
del pastoreo y, en diciembre, tras el estreno en Puebla
de Cazalla, abandona el grupo y regresa a su pueblo.
Con
los pocos ahorros obtenidos de sus dos experiencias
teatrales, compra una tropilla de cabras
y se instala, a principios de 1973, con
Elena, su nueva compañera, en su
pueblo, en casa alquilada y en la más
absoluta pobreza.
En
sus actuaciones con La Cuadra, José
había dejado una profunda huella
en los públicos y organizadores,
aspecto que propició la organización,
en invierno de 1973, de una serie de recitales
en solitario en Francia y Suiza. En su
debut, ya con el sobrenombre de EL CABRERO,
en el Teatro de l’Atelier
de Ginebra, abarrotado de público,
interpreta: Soleá, Seguiriya,
Malagueña, Tientos, Cartagenera,
Serrana, Fandangos, Cantes de Trilla y
Tonás.
En 1974
participa en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de
Córdoba. Su presencia en el escenario provoca
algunas risas y bromas entre el público: “Vaquero
¿dónde te has dejao el caballo?” Sin embargo, cuando comienza a cantar, se hace el silencio
y a final, las palmas echan humo. Es seleccionado para
la final pero no obtiene premio alguno. Tras esta presentación
en el Concurso de Córdoba, comienza a ser solicitado
por algunas peñas flamencas y como lo que dejan
las cabras es insuficiente para cubrir las necesidades
mínimas, José decide frecuentar de nuevo
los reservados de la Venta Vega y el Morapio y el tablado
de La Trocha.
En 1975,
Pepe Carrasco le propone de nuevo grabar con Belter
y esta vez, acuciado por la necesidad, acepta. El trato
es una permuta: él graba un disco y la Cía
Belter paga los gastos de clínica de su compañera
que va a dar a luz al primero de los tres hijos de la
pareja. En otoño sale al mercado “Así
canta El Cabrero” con la guitarra de José
Cala el Poeta. A los pocos meses de la publicación
del disco, El Cabrero participa, con todas las grandes
figuras del momento, en algunos festivales importantes
y provoca un auténtico impacto entre el público.
Tras el
éxito de su primer disco, en 1976 firma un nuevo
contrato con Belter para tres nuevas grabaciones : “A
esta tierra que es mi mare” (1976) y “Tierras
Duras” (1977), con la guitarra de Eduardo de la
Malena y “A paso lento” (1978) con Pedro
Bacán.
A mediados de los 70, todavía
vivo el dictador Francisco Franco, y cuando nadie en España se inquieta
por la situación de las Vías Pecuarias, José se embarca, con la única
colaboración de su compañera, en la reivindicación de las Cañadas,
Coladas, Cordeles, Veredas, Descansaderos y Abrevaderos, que en su
pueblo, al igual que en todo el territorio nacional, están usurpadas por
los terratenientes y otros agricultores. Por este motivo es objeto de
coacciones, amenazas y numerosos procesos de los que sale absuelto pero
que, en ningún momento, suponen penalización alguna para los
usurpadores. Hasta prueba de lo contrario, se puede afirmar que José
Dominguez El Cabrero, ha sido el pionero de lo que, andando el tiempo,
sería el Movimiento por la Recuperación de las Vías Pecuarias.
En 1977
vuelve a participar en el Concurso Nacional de Arte
Flamenco de Córdoba y tras su cante por soleá
el auditorio estalla en una estruendosa ovación.
En todos los corrillos se habla del premio por Soleá
para el Cabrero. Pero el jurado, ofendido porque el
cantaor, “además de llevar las botas manchadas
de barro”, al inicio de su actuación se
había dirigido al público pero no a los
miembros del jurado, deja desierto el premio por Soleá,
hecho que da lugar, en la noche de entrega de los premios,
a una sonora protesta en el Gran Teatro de Córdoba
A principios
de 1980 El Cabrero es ya una de las figuras más
solicitadas en los festivales flamencos y, aunque confiesa
ser totalmente contrario a los concursos, vuelve a participar
en el de Arte Flamenco de Córdoba.
Motivo: su inveterada manía de "no dejar
las cosas a medio hacer”. Obtiene el Premio
Nacional de Soleá, por unanimidad y
el Premio Nacional de Malagueña,
por mayoría. Los que votaron en contra, por considerar
que si bien la malagueña estaba bien cantada,
no se ajustaba a la ortodoxia, serían luego auténticos
paladines de la con-Fusión mientras que El Cabrero
seguiría, durante toda su carrera, profundizando
en la hondura del cante clásico. Según
palabras de Paco Vallecillo, miembro
del jurado, el mejor cante de El Cabrero, en aquella
edición del Concurso, fue la seguiriya pero,
ya otorgados los premios por Soleá y Malagueña,
a algunos miembros del jurado, encabezados por el ultra
conservador Agustín Gómez,
les parecía excesivo concederle a aquel rebelde,
el máximo galardón: 3 premios nacionales
y el cuarto, al cantaor más completo, según
las normas del concurso.
Al día siguiente de la entrega
de premios en el Gran Teatro de Córdoba, José vuelve con sus cabras y
es agredido por un guarda jurado en una vía pecuaria: Andaluza de
Piritas, que explotaba, a cielo abierto, el yacimiento de pirita de su
pueblo, había desviado, para su uso particular, un arroyo interrumpiendo
el paso del ganado. José sabedor
de sus derechos, se adentra unos metros por el único
paso habilitado que está dentro de los terrenos
de Andaluza de Piritas. El guarda de la empresa lo amenaza
empuñando una tercerola que José le arrebata,
tras un forcejeo, cuando ve que el guarda echa mano
de un peine de municiones.
Tras dejar
el ganado con un compañero, se apresura a entregar
el arma y las municiones en el Cuartel de la Guardia
Civil, con la intención de denunciar aquellas
amenazas e intento de agresión. La Guardia Civil
lo retiene en el cuartel, sin tomarle declaración,
hasta la llegada del guarda con el abogado de la Empresa
y redactan atestado de denuncias contra él, por
“agresión a una autoridad”. Así,
José pasa de denunciante a denunciado. Es encarcelado
y puesto en libertad a los seis días, pero el
Ministerio Fiscal califica los hechos de “atentado
contra una autoridad” y pide para él, cuatro
años, cuatro meses y un día de prisión,
proceso del que resultaría absuelto por el tribunal de la Audiencia de Sevilla. La prensa,
en general, informa ampliamente del suceso y se muestra
a favor del cantaor. Toda la prensa, a excepción
del cordobés Agustín Gómez,
que mantiene, en diferentes medios de comunicación,
la teoría de que el suceso había sido
provocado por El Cabrero para procurarse más
notoriedad.
Pero la
beligerancia del crítico conservador se muestra
con mayor rotundidad aún, poco tiempo más
tarde, cuando el cantaor es denunciado por blasfemia.
a raíz de unos hechos acaecidos durante un festival
en Alcolea de Córdoba, en el que también
participaba Luis de Córdoba. El Cabrero, al sufrir una grava afonía,
subió al escenario para disculparse y decir que
tenía que renunciar a cantar por no estar en
condiciones de hacerlo. El público, en su mayoría
seguidores del cantaor, lo animó a cantar “aunque
sea por señas”, así que lo
intentó. Como la voz no le respondía,
un grupito de “aficionados”, entre abucheos,
lo increparon imitando el berrear de las cabras, a lo
que José, impotente e indignado, respondió “Me cago en Dios, ¿No dije que no podía
cantar?.." La inmensa mayoría del público
lo apoyó con aplausos, los del berreido se fueron directamente a denunciarlo por aquella horrible
blasfemia, ante la Guardia Civil. En los días
posteriores Agustín Gómez,
cual patético Torquemada, libró una furibunda
campaña, en la radio contra el blasfemo dando
rienda suelta a su ya conocida fobia contra el cantaor
sevillano.
Tras
celebrarse juicio, en Córdoba, y pese a que los
propios denunciantes admitieron que se había
tratado de una exclamación sin carácter
ofensivo, el juez lo condena a 5 meses de arresto mayor
y multa de 40.000 Ptas. Tras un recurso, la audiencia
rebaja la pena a dos meses de prisión y el juez
se niega a aceptar la remisión de la pena por
lo que El Cabrero, en octubre de 1982, ingresa en la
prisión provincial de Sevilla provocando tal
escándalo y movilización social que a
los 22 días de su ingreso en prisión,
el gobierno de la UCD otorga un indulto extraordinario
y el cantaor es puesto en libertad.
Durante
el decenio de los 80 el mensaje de El Cabrero, plasmado
en sus letras, se hace cada vez más contestatario
mientras que en su estilo reivindica los valores tradicionales
del Cante Jondo, sin aditivos, en un momento en el que
buena parte de los llamados “flamencólogos”
apuestan ya descaradamente por la fusión. En
este caminar “a contra corriente”, El Cabrero
se enfrenta a una feroz campaña de desprestigio
a cargo de un puñado de críticos, bien
conocidos de todos los seguidores del cantaor, campaña
que es proporcional a la popularidad que el cantaor
de Aznalcóllar alcanza a nivel nacional. Se convierte
en una figura emblemática de los grandes Festivales
de Flamenco y, mientras algunos medios lo califican
de fenómeno social, los ya citados flamencólogos
y sus alumnos, se empeñan en afirmar que la carrera
del cantaor será breve.
En 1988
se graba en Aznalcóllar, Bayonne, Sevilla (La
Carbonería) y Marinaleda el documental EL
CABRERO, EL CANTE DE LA SIERRA, de Béatrice Soulé. Este trabajo,
que obtiene el Premio Especial del Jurado en el Festival de La Rose d’Or de Montreux (Suiza), es emitido por más de cuarenta cadenas
en Europa, America, Asia y Oceanía mientras en España, ninguna cadena de televisión
acepta emitir la cinta.
El decenio
de los ochenta es el más fértil de su
carrera, en lo que a grabaciones discográficas
se refiere. Con Antonio Sousa, su guitarrista
habitual, graba “A mí me llaman
Cabrero”, “Dale Alas”, “Luz de Luna” y “Le
sigo cantando a Huelva” participando
también en estos dos últimos, Pepe
Habichuela y Juan Díaz.
Con José Luis Postigo, que sustituiría
a Antonio Sousa como guitarrista “de cabecera”,
graba “Que corra de boca en boca” y, en 1988, “Encina y Cobre”,
con Paco del Gastor iniciando con éste
una colaboración artística que duraría
más de 12 años. Otros
discos del cantaor son. De La Cuadra a La Carbonería, Por la huella del
fandango, Somo el viento de poniente, Sin Remache, Diálogo sin
artificios y Pastor de Nubes.