martes, 22 de noviembre de 2011

Luis Pastor

Luis Ángel Pastor Rodríguez nació en Berzocana, Cáceres el 9 de junio de 1952. A principios de los sesenta llegó a Madrid, a la colonia Sandi (barrio de Vallecas)
A los diecisiete años escuchó un disco de Paco Ibáñez y descubrió la poesía.
Comenzó cantando en la iglesia de su barrio, en centros juveniles, en casas particulares y en reuniones de amigos. Estos locales no tenían la infraestructura mínima, y sin embargo lograba llenarlos a causa de la tamática de protesta que sus canciones transmitían al colectivo español desasistido de entonces y que elevaba desde cualquier lugar donde pudieran reunirse, con cualquier pretexto, unos centenares de personas.
En el verano de 1970 sale a Europa, recorriendo con su guitarra los centros de emigrantes en Alemania, Francia y Bélgica.
Famosa es una frase que dijo en un momento determinado y que hizo pensar a muchos: "la música es el modo de hacer volar las palabras hacia los corazones, tanto los más lejanos como los más cercanos".
La censura franquista hizo que sólo vieran la luz cuatro canciones de su primer disco.
Es en 1972 cuando un sencillo que contiene "La huelga del ocio" y "Con dos años" le hace comenzar a ser apreciado en los círculos de protesta social y política.
En 1973 aparece un nuevo single que incluye una versión musical de "El niño yuntero" de Miguel Hernández junto al tema "Hace falta saber" .
Su primer LP nace en 1975 con el título de Fidelidad, reafirmando así su postura combativa y comprometida pese a haber firmado con una compañía grande.
Vallecas aparece en 1976, cuando aún corren tiempos difíciles. Carlos Arias Navarro es el Presidente del Gobierno de un país ingobernable que no se decide a abrirse a la democracia.
En 1977 aparece su tercer disco, Nacimos para ser libres.
Después de estos tres primeros discos se retira para volver su interés hacia el teatro. Por aquel entonces, el mundo de los cantautores había entrado en crisis: votada y aceptada la Constitución y con un Parlamento en el que se podían expresar las diferentes opiniones, el papel de los cantautores como voz de los sin voz pierde una de sus razones de ser. Tras cuatro años de silencio, vuelve a los estudios de grabación para dar forma a su cuarto disco, titulado Amanecer.
El Ente Público de Radio y Televisión Española le contrata en 1983 para desempeñar el papel de ciego. Las coplillas que allí cantaba, siempre alusivas a la realidad cotidiana, sirvieron para que una nueva compañía de discos, la RCA, le ofreciera grabar su quinto álbum Coplas del ciego. En 1985 edita Nada es real y en 1986 da lugar a la aparición de Por la luna de tu cuerpo. En 1988 edita Aguas Abril. En 1991 graba en directo un LP doble en el Teatro Romano de Mérida que se editará el año siguiente, Pasión. En 1994 graba su décimo álbum: La torre de Babel. En 1995 crea su propio sello musical con el nombre de Flor de Jara, editando un nuevo CD triple, Flor de jara, que reúne el doble de Mérida y el directo acústico La torre de Babel.
En 1996 edita, adjunto con la revista El europeo, un discolibro con el título de Diario de a bordo. Ya en 1998 y de nuevo en doble formato, la misma publicación edita Por el mar de mi mano, llevando el número 11 de la colección de El europeo. Posteriormente, El europeo sacaría como número 25 de su colección en mayo de 2002 el discolibro Soy.
Piedra de sol es el primer volumen de una trilogía, iniciada en 2000, de nuevas versiones dedicadas a recuperar las canciones históricas de Luis Pastor.
En  2004, Chico César le graba y produce Pásalo en 2004 en Brasil. En 2006 publica una recopilación de dúos junto a compañeros suyos como Pedro Guerra, Javier Álvarez, Miguel Ríos, Leo Minas, Joao Afonso, Luis Barbería, Lourdes Guerra, Dulce Pontes, Bidinte, Martirio, Leo Minax y Chico César. El álbum lleva por título Dúos e incluye una canción inédita cantada a dúo con Bebe que tiene el nombre de Aguas abril. En 2006 se edita el discolibro En esta esquina del tiempo / Nesta esquina do tempo, donde canta a José Saramago y que se presenta en doble versión: español y portugués.



lunes, 21 de noviembre de 2011

Tahúres zurdos

Tahúres Zurdos es grupo de rock ya separado de 1987 a 2004. Estaba formado por Aurora Beltrán (voz, composición y guitarra), Manuel Beltrán (Lolo Beltrán, hermano de Aurora y también guitarrista), Luis Salcedo (hasta 1990), Juan Manuel Ugarte (a partir de 1990, bajista) y Javier Lizarazu (Punxes, batería).
Cuando Aurora era niña contrajo una enfermedad que la obligó a estar dos años sentada y su padre le regaló una guitarra con la que, a los 13 años de edad compuso "Muerte ven". Además tuvo clases de violín en el conservatorio, que se pagaba tocando en orquestinas de la localidad y haciendo de canguro.
Su hermano Lolo empieza a tocar la guitarra a los 12 años y forma parte de una rondalla, que deja en el momento en que el cura le enseña las notas necesarias para desenvolverse.
"Puntxes" había formado parte de bandas poco conocidas como Tubos de Plata o Indiaman, ambos de Pamplona. Cuando Aurora y Lolo le llamaron había estado tocando en Las Vegas durante 9 meses.
Para el segundo disco Tahuria, Luis les abandona por decisión propia (según el propio Luis no podía seguir el nivel del grupo) y le sustituye Juanma Ugarte, cuya formación tiene lugar también en orquestinas.
En sus canciones se observa una influencia de The Who, Led Zeppelin, David Bowie o Lou Reed.
Lolo y Aurora provienen del pueblo minero de Potasas. De ese pueblo, y de la existencia en él de un casino donde los trabajadores de la mina se gastaban su sueldo, viene el nombre de "tahúres" que bautiza al grupo. La cuestión de "zurdos" es relativa a que tanto Aurora como Lolo son zurdos. Los orígenes del grupo se remontan a Pamplona y a una serie de actuaciones de sus miembros en el País Vasco, Navarra y otros lugares del norte de España.
Con 40.000 pesetas grabaron una maqueta que más tarde sería un disco homónimo.
Tras 17 años, el grupo se disolvió en 2004 después de 10 álbumes: el primero Tahúres zurdos (1988), Tahuría (1990), Nieve negra (1991), Árido (1992), La caza (1994), Azul (1996), Tak (1998), un Acústico de la Cadena Ser, El tiempo de la luz (2000) y 17 Años (2004).



sábado, 19 de noviembre de 2011

Reincidentes

Reincidentes es un grupo de música rock procedentes de Sevilla con letras muy críticas con la sociedad actual. 
Sus canciones tratan de temas muy diversos, desde el derecho al aborto hasta el conflicto árabe-israelí. También han musicalizado poemas de Miguel Hernández y versionado temas de cantautores como León Gieco, Silvio Rodríguez o Víctor Jara.
El germen de Reincidentes se encuentra en la banda sevillana "Incidente Local", que tuvo un fugaz paso por la escena de su ciudad entre 1985 y 1986. Posteriormente, los integrantes se involucraron activamente en las protestas estudiantiles de 1987, dando un concierto en la Universidad de Sevilla, por entonces ocupada por los estudiantes.
Después de esto, Reincidentes dio un gran paso hacia su consolidación al grabar en los estudios de Juanjo Pizarro. La maqueta que salió del estudio les sirvió para participar en un concurso de rock promovido por la Diputación de Sevilla en 1989, donde quedaron finalistas.
Desde entonces, Reincidentes ha crecido y desarrollado su personalidad, convirtiéndose en una de las bandas de rock de corte más social de Andalucía y de España.
Entre sus temas más conocidos están Andalucía entera (dedicado al pueblo de Marinaleda), La historia se repite, Camela-3 (crítica a la manipulación informativa, atacando directamente a la cadena de televisión Antena 3), Vicio, Hablando con mi cerebro, Un pueblo (sobre el conflicto vasco, con la colaboración de Fermín Muguruza) o Ay Dolores (dedicada a las mujeres maltratadas, y donde se incluyen coros flamencos)
En su obra queda claramente reflejada su ideología de izquierdas, como demuestran temas como Sáhara adelante (de apoyo al Sáhara Occidental), La republicana (en favor de la República Española) o Resistencia (de apoyo a la Revolución Cubana). En algunas de sus canciones, como Andaluces Levantaos (versión del himno de Andalucía) o Jornaleros andaluces, han tratado temas andalucistas. En su último disco de estudio, América: canciones de ida y vuelta, interpretan versiones de bandas y solistas latinoamericanos, varios de ellos identificados con la música protesta y pensamientos izquierdistas. El grupo ha participado en numerosas ediciones de la histórica Fiesta del PCE.
Reincidentes es una banda que no sólo no está en contra de la piratería en la industria musical sino que la definen como "muy beneficiosa" para músicos y autores, ya que consideran que con ella, las bandas alejadas de los circuitos comerciales, pueden llegar a ser conocidos por un público muchísimo más numeroso y facilitar la realización de conciertos, que a su juicio es de donde verdaderamente le llega dinero al músico.
Tienen 16 discos en el mercado, además de un directo con Porretas, Boikot y Sonora editado en 2008 titulado como su segundo álbum Ni un paso atrás: Reincidentes (1989), Ni un paso atrás (1991), ¿Dónde está Judas?(1992), Sol y Rabia (1993), Nunca es tarde...si la dicha es buena (1994), Materia Reservada (1997), ¡Te lo dije! (1997), Algazara (1998), ¿Y ahora qué? (2000), La otra orilla (2001), Cosas de este mundo (2002), Acústico (2004), El Comercio del Dolor (2005), Dementes (2006), América: Canciones de ida y vuelta (2008) y Tiempos de ira (2011).





.

jueves, 17 de noviembre de 2011

El Cabrero

Me ha parecido interesante toda la biografía de El Cabrero, aunque me exceda de los límites más o menos establecidos en este blog. Así que allá va.
José Dominguez Muñoz nace el 19 de octubre 1944 en Aznalcóllar, (Sevilla). Su madre, es oriunda de El Casar de Escalona, provincia de Toledo, su padre, de Alájar (Huelva ), es hijo y nieto de humildes cabreros a sueldo. Con apenas seis años, José que es el mayor de tres hermanos, tiene que abandonar la escuela de párvulos para ayudar a su padre en el cuidado del ganado.
Infancia dura dedicada al cuidado del ganado pero donde la música siempre está presente. De su madre, que canta bastante bien y es aficionada al cante de Manolo Caracol, aprende sus primeros sones flamencos. Con sólo 10 diez años comparte tertulia flamenca con los aficionados del pueblo y, siempre que se anuncia un espectáculo flamenco en los pueblos limítrofes, el pequeño José, acompañado de su madre o solo, va a escuchar a los artistas que componían entonces aquellas famosas troupes: Pastora Pavón, Fosforito, Pepe Pinto, Valderrama...
Su afición por el Flamenco no impide que José, adolescente, sienta una encendida pasión por Carlos Gardel y el Tango Rioplatense. Con 25 pesetas, que su padre le da cada semana, baja a Sevilla, en el viajero que lo lleva al Barranco, estación de autobuses. Allí, “en esas maquinitas de música que funcionaban con monedas”, escucha una y otra vez a Gardel: Cuesta abajo, Mano a mano, Volver... así, hasta que sólo le queda dinero para el viaje de vuelta a su pueblo. En esa época, descubre al que sería otra de sus grandes aficiones: Alberto Cortez.
Esa afición por la música no recibe el apoyo de sus padres que consideran que su porvenir está en el pastoreo. Aún así, José, cuando el gusanillo del arte “es más fuerte que tó”, abandona el ganao y aparece por las ferias y reuniones de los alrededores. Canta fandangos, Las Palmeras y silba con inusitado virtuosismo las músicas de Ennio Morricone y ya, en estas primeras apariciones públicas, casi siempre a modo de espontáneo, despierta expectación.
Vive plenamente entregado a su oficio de cabrero pero se desplaza, cada vez con más frecuencia, a los Festivales Flamencos y a la Feria de Sevilla, donde, en aquella época se podían escuchar grandes cantaores en las casetas. Siente auténtica veneración por Juan Talega y para escucharlo hace decenas de kilómetros a pie o en autostop a Sevilla o a Mairena del Alcor, para asistir al Festival Antonio Mairena. Se sabe todos los fandangos de su admirado Paco Toronjo y una noche, en al Feria de Sevilla, tiene la ocasión de hacer su primer mano a mano con el maestro del Alosno, que sería, andando el tiempo, un gran amigo.
El 7 de julio de 1966 contrae matrimonio con Manuela Ojeda, una joven de su pueblo con quien ya tiene una hija nacida a finales de 1964. La pareja se rompe a los pocos meses del enlace y José se vuelve a instalar en casa de sus padres donde, a cambio de la comida y el aposento, se hace cargo de la piara de cabras propiedad de la familia. Cumple el Servicio Militar en la Sierra de San Cristóbal, entre El Puerto y Jerez, donde pasa más tiempo encerrado en el calabozo, por indisciplina, que fuera de él. Entre los soldados hay muchos aficionados al cante y José, desde la garita de guardia, por el telefonillo que lo conecta con el cuartel, convierte las horas de guardia. en noches de insólitos recitales flamencos: soleares, seguiriyas y tonás al estilo de Juan Talega, Fandangos de Paco Toronjo, Cantes de las minas, cantes abandolaos, la caña, aprendidos de ese gran maestro pontanés llamado Fosforito... En el cuartel, los soldados se van turnando en la posesión o cercanía del telefonillo. Otras noches, él y su compadre "El Yuma", se escapan a la aldea del Coyote, especie de barriada subterranea. En una de las cuevas está el ventorrillo de Juan “el bizco”, buen aficionado al cante. Allí se reunían soldados y paisanos en improvisadas fiestas que duraban hasta media hora antes del toque de diana en la batería y donde José daba rienda suelta a su afición por las diferentes músicas.
Tras el servicio militar José vuelve a su oficio de cabrero pero se desplaza, ya con cierta asiduidad a a Sevilla a los lugares donde se escucha Cante. Frecuenta La Venta Vega, El Morapio y La Trocha... Si hasta entonces se había acompañado siempre con los nudillos, sobre la mesa, se va acoplando a la guitarra poco a poco. Conoce a Pepe Carrasco, letrista de casi todas las figuras de la época y asesor artístico de la Belter que le propone grabar un disco. José, que no tiene intención de dejar su oficio de cabrero “por ná”, rechaza la oferta.
A finales de verano, de 1971, José da un paso absolutamente trascendental en su trayectoria artística: por vez primera, intenta probar suerte en el mundo del flamenco. Vende las cinco cabras de su propiedad y compra un billete de tren Sevilla, Madrid. Había oído que, para triunfar en el cante, había que estar en Madrid pero la gran capital no es para él: no soporta el olor que despiden los coches, el ruido, el trasiego de gente, el hormigón... Tras apenas una semana decide volver a Sevilla. El dinero sólo le alcanza para comprar un billete hasta Córdoba. De allí a Sevilla, viaja custodiado por la guardia civil. Al llegar, sin un duro en el bolsillo, duerme bajo los soportales del estadio de fútbol del Sevilla y durante el día deambula por el barrio hasta que, por casualidad se topa con La Cuadra, de Paco Lira donde Salvador Távora y Alfonso Jiménez están montando el espectáculo “Quejío”. Paco Lira lo invita a quedarse en La Cuadra y, a los pocos días, Alfonso Jiménez Romero le ofrece participar en el espectáculo Quejío. Su cometido: el cante por seguiriya, por tonás y cantes de trilla. Acepta y se embarca con ellos en una gira por distintas ciudades españolas, de Francia, Italia y Suiza. Allí, en la ciudad de Ginebra, conoce a su futura compañera, Elena. hija de gallegos afincados en la capital helvética.
Pese a su afición, José no acaba de integrarse en el grupo y llega a la conclusión de que no puede seguir dedicándose al cante si no encuentra la manera de alternar esta actividad con su oficio de cabrero. Así, a finales del verano 1972, abandona definitivamente el grupo de La Cuadra de Sevilla.
Vuelve a la vivienda familiar y al cuidado del ganado de sus padres pero no encuentra su sitio y cuando, en octubre 1972, Alfonso Jiménez Romero le ofrece participar en su proyecto, "Oración de la Tierra", acepta y se convierte, con Fernanda Romero, en el protagonista de la obra. Fernanda representa La Tierra, José, El Hombre: "Desde niño, me enseñaron que el pan que me comía tendría que arrancárselo a las mismas entrañas de la tierra". Personaje y guión parecen inventados para él, sin embargo, como sucediera con Quejío, José siente que ninguna actividad, por gratificante que sea, le compensa si ésta lo obliga a desentenderse totalmente del pastoreo y, en diciembre, tras el estreno en Puebla de Cazalla, abandona el grupo y regresa a su pueblo.
Con los pocos ahorros obtenidos de sus dos experiencias teatrales, compra una tropilla de cabras y se instala, a principios de 1973, con Elena, su nueva compañera, en su pueblo, en casa alquilada y en la más absoluta pobreza.
En sus actuaciones con La Cuadra, José había dejado una profunda huella en los públicos y organizadores, aspecto que propició la organización, en invierno de 1973, de una serie de recitales en solitario en Francia y Suiza. En su debut, ya con el sobrenombre de EL CABRERO, en el Teatro de l’Atelier de Ginebra, abarrotado de público, interpreta: Soleá, Seguiriya, Malagueña, Tientos, Cartagenera, Serrana, Fandangos, Cantes de Trilla y Tonás.
En 1974 participa en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Su presencia en el escenario provoca algunas risas y bromas entre el público: “Vaquero ¿dónde te has dejao el caballo?” Sin embargo, cuando comienza a cantar, se hace el silencio y a final, las palmas echan humo. Es seleccionado para la final pero no obtiene premio alguno. Tras esta presentación en el Concurso de Córdoba, comienza a ser solicitado por algunas peñas flamencas y como lo que dejan las cabras es insuficiente para cubrir las necesidades mínimas, José decide frecuentar de nuevo los reservados de la Venta Vega y el Morapio y el tablado de La Trocha.
En 1975, Pepe Carrasco le propone de nuevo grabar con Belter y esta vez, acuciado por la necesidad, acepta. El trato es una permuta: él graba un disco y la Cía Belter paga los gastos de clínica de su compañera que va a dar a luz al primero de los tres hijos de la pareja. En otoño sale al mercado “Así canta El Cabrero” con la guitarra de José Cala el Poeta. A los pocos meses de la publicación del disco, El Cabrero participa, con todas las grandes figuras del momento, en algunos festivales importantes y provoca un auténtico impacto entre el público.
Tras el éxito de su primer disco, en 1976 firma un nuevo contrato con Belter para tres nuevas grabaciones : “A esta tierra que es mi mare” (1976) y “Tierras Duras” (1977), con la guitarra de Eduardo de la Malena y “A paso lento” (1978) con Pedro Bacán.
A mediados de los 70, todavía vivo el dictador Francisco Franco, y cuando nadie en España se inquieta por la situación de las Vías Pecuarias, José se embarca, con la única colaboración de su compañera, en la reivindicación de las Cañadas, Coladas, Cordeles, Veredas, Descansaderos y Abrevaderos, que en su pueblo, al igual que en todo el territorio nacional, están usurpadas por los terratenientes y otros agricultores. Por este motivo es objeto de coacciones, amenazas y numerosos procesos de los que sale absuelto pero que, en ningún momento, suponen penalización alguna para los usurpadores. Hasta prueba de lo contrario, se puede afirmar que José Dominguez El Cabrero, ha sido el pionero de lo que, andando el tiempo, sería el Movimiento por la Recuperación de las Vías Pecuarias.
En 1977 vuelve a participar en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba y tras su cante por soleá el auditorio estalla en una estruendosa ovación. En todos los corrillos se habla del premio por Soleá para el Cabrero. Pero el jurado, ofendido porque el cantaor, “además de llevar las botas manchadas de barro”, al inicio de su actuación se había dirigido al público pero no a los miembros del jurado, deja desierto el premio por Soleá, hecho que da lugar, en la noche de entrega de los premios, a una sonora protesta en el Gran Teatro de Córdoba
A principios de 1980 El Cabrero es ya una de las figuras más solicitadas en los festivales flamencos y, aunque confiesa ser totalmente contrario a los concursos, vuelve a participar en el de Arte Flamenco de Córdoba. Motivo: su inveterada manía de "no dejar las cosas a medio hacer”. Obtiene el Premio Nacional de Soleá, por unanimidad y el Premio Nacional de Malagueña, por mayoría. Los que votaron en contra, por considerar que si bien la malagueña estaba bien cantada, no se ajustaba a la ortodoxia, serían luego auténticos paladines de la con-Fusión mientras que El Cabrero seguiría, durante toda su carrera, profundizando en la hondura del cante clásico. Según palabras de Paco Vallecillo, miembro del jurado, el mejor cante de El Cabrero, en aquella edición del Concurso, fue la seguiriya pero, ya otorgados los premios por Soleá y Malagueña, a algunos miembros del jurado, encabezados por el ultra conservador Agustín Gómez, les parecía excesivo concederle a aquel rebelde, el máximo galardón: 3 premios nacionales y el cuarto, al cantaor más completo, según las normas del concurso.
Al día siguiente de la entrega de premios en el Gran Teatro de Córdoba, José vuelve con sus cabras y es agredido por un guarda jurado en una vía pecuaria: Andaluza de Piritas, que explotaba, a cielo abierto, el yacimiento de pirita de su pueblo, había desviado, para su uso particular, un arroyo interrumpiendo el paso del ganado. José sabedor de sus derechos, se adentra unos metros por el único paso habilitado que está dentro de los terrenos de Andaluza de Piritas. El guarda de la empresa lo amenaza empuñando una tercerola que José le arrebata, tras un forcejeo, cuando ve que el guarda echa mano de un peine de municiones.
Tras dejar el ganado con un compañero, se apresura a entregar el arma y las municiones en el Cuartel de la Guardia Civil, con la intención de denunciar aquellas amenazas e intento de agresión. La Guardia Civil lo retiene en el cuartel, sin tomarle declaración, hasta la llegada del guarda con el abogado de la Empresa y redactan atestado de denuncias contra él, por “agresión a una autoridad”. Así, José pasa de denunciante a denunciado. Es encarcelado y puesto en libertad a los seis días, pero el Ministerio Fiscal califica los hechos de “atentado contra una autoridad” y pide para él, cuatro años, cuatro meses y un día de prisión, proceso del que resultaría absuelto por el tribunal de la Audiencia de Sevilla. La prensa, en general, informa ampliamente del suceso y se muestra a favor del cantaor. Toda la prensa, a excepción del cordobés Agustín Gómez, que mantiene, en diferentes medios de comunicación, la teoría de que el suceso había sido provocado por El Cabrero para procurarse más notoriedad.
Pero la beligerancia del crítico conservador se muestra con mayor rotundidad aún, poco tiempo más tarde, cuando el cantaor es denunciado por blasfemia. a raíz de unos hechos acaecidos durante un festival en Alcolea de Córdoba, en el que también participaba Luis de Córdoba. El Cabrero, al sufrir una grava afonía, subió al escenario para disculparse y decir que tenía que renunciar a cantar por no estar en condiciones de hacerlo. El público, en su mayoría seguidores del cantaor, lo animó a cantar “aunque sea por señas”, así que lo intentó. Como la voz no le respondía, un grupito de “aficionados”, entre abucheos, lo increparon imitando el berrear de las cabras, a lo que José, impotente e indignado, respondió “Me cago en Dios, ¿No dije que no podía cantar?.." La inmensa mayoría del público lo apoyó con aplausos, los del berreido se fueron directamente a denunciarlo por aquella horrible blasfemia, ante la Guardia Civil. En los días posteriores Agustín Gómez, cual patético Torquemada, libró una furibunda campaña, en la radio contra el blasfemo dando rienda suelta a su ya conocida fobia contra el cantaor sevillano.
Tras celebrarse juicio, en Córdoba, y pese a que los propios denunciantes admitieron que se había tratado de una exclamación sin carácter ofensivo, el juez lo condena a 5 meses de arresto mayor y multa de 40.000 Ptas. Tras un recurso, la audiencia rebaja la pena a dos meses de prisión y el juez se niega a aceptar la remisión de la pena por lo que El Cabrero, en octubre de 1982, ingresa en la prisión provincial de Sevilla provocando tal escándalo y movilización social que a los 22 días de su ingreso en prisión, el gobierno de la UCD otorga un indulto extraordinario y el cantaor es puesto en libertad.
Durante el decenio de los 80 el mensaje de El Cabrero, plasmado en sus letras, se hace cada vez más contestatario mientras que en su estilo reivindica los valores tradicionales del Cante Jondo, sin aditivos, en un momento en el que buena parte de los llamados “flamencólogos” apuestan ya descaradamente por la fusión. En este caminar “a contra corriente”, El Cabrero se enfrenta a una feroz campaña de desprestigio a cargo de un puñado de críticos, bien conocidos de todos los seguidores del cantaor, campaña que es proporcional a la popularidad que el cantaor de Aznalcóllar alcanza a nivel nacional. Se convierte en una figura emblemática de los grandes Festivales de Flamenco y, mientras algunos medios lo califican de fenómeno social, los ya citados flamencólogos y sus alumnos, se empeñan en afirmar que la carrera del cantaor será breve.
En 1988 se graba en Aznalcóllar, Bayonne, Sevilla (La Carbonería) y Marinaleda el documental EL CABRERO, EL CANTE DE LA SIERRA, de Béatrice Soulé. Este trabajo, que obtiene el Premio Especial del Jurado en el Festival de La Rose d’Or de Montreux (Suiza), es emitido por más de cuarenta cadenas en Europa, America, Asia y Oceanía mientras en España, ninguna cadena de televisión acepta emitir la cinta.
El decenio de los ochenta es el más fértil de su carrera, en lo que a grabaciones discográficas se refiere. Con Antonio Sousa, su guitarrista habitual, graba “A mí me llaman Cabrero”, “Dale Alas”, “Luz de Luna” y “Le sigo cantando a Huelva” participando también en estos dos últimos, Pepe Habichuela y Juan Díaz. Con José Luis Postigo, que sustituiría a Antonio Sousa como guitarrista “de cabecera”, graba “Que corra de boca en boca” y, en 1988, “Encina y Cobre”, con Paco del Gastor iniciando con éste una colaboración artística que duraría más de 12 años. 
Otros discos del cantaor son. De La Cuadra a La Carbonería, Por la huella del fandango, Somo el viento de poniente, Sin Remache, Diálogo sin artificios y Pastor de Nubes.